Gracias, Señor, por manifestarnos tu Divinidad a través de tus apóstoles íntimos Pedro, Santiago y Juan. Gracias, Señor, porque nos has invitado y animado a no desfallecer y seguirte al mostrarnos tu Gloria y tu Poder en el Tabor transfigurándote en todo tu esplendor y divinidad, para fortalecer nuestra débil y frágil fe limitada por nuestra pobre y mísera humanidad. Gracias, Señor, porque tu Transfiguración nos ha levantado el ánimo y nos ha despertado de nuestro letargo y comodidades. Gracias, Señor, gracias.
Gracias, Señor, porque nos has enseñado tu Gloria y nos has manifestado tu Resurrección después de tu Pasión y Muerte en la Cruz. Gracias, Señor, porque nos has disipado las dudas de tu Divinidad. Gracias, Señor, por tu Palabra y tu entrega decidida y voluntaria, fundamentada y apoyada, en tu Testimonio y obras de Amor y Misericordia.
Gracias, Señor, por tu Amor y Misericordia, que nos sostiene y nos salva. Haz que seamos fieles a ella y seamos capaces de responder con nuestras coherencia de vida permaneciendo y perseverando en tu Palabra. Llénanos, Señor, de tu sabiduría para que sepamos, lleno de ella, dar testimonio de tu Divinidad y de seguirte hasta la cruz de nuestra propia vida.
Fortalecenos, Señor, y danos valor y voluntad para la lucha de cada día contra la adversidad y los criterios que quiere imponernos este mundo. Danos el entusiasmo y la motivación necesaria para siempre emprender los pasos que nos mueven a seguirte e ir detrás de Ti. En esa esperanza confiamos Señor. Amén.
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