El amos es el problema. Tanto para ser feliz como para condenarme. Porque sin amor no se es feliz y la vida carece de sentido y la pierdes para siempre. Y, sólo con el amor encontrarás la felicidad y la vida eterna. Y esto no lo dice nadie, porque nadie tiene autoridad para decirlo. Lo dice el único que puede decirlo, el Señor Jesús. El hijo de Dios Vivo.
Su mandato es el amor, y sólo con el amor podemos guardar sus mandamientos y recibir al que el Padre, en su nombre, enviará para que permanezca con nosotros y nos enseñe el camino. Por lo tanto, no nos confundamos. Sabemos que nosotros no podemos cumplir los mandamientos, pero si podemos con la ayuda del Señor. Y para eso es enviado el Espíritu de la Verdad, para que nos la enseñe y nos fortalezca y dé la sabiduría necesaria para entenderla.
Te pedimos, Señor, que nos enseñes a amar y nos des la voluntad, la sabiduría y la fuerza necesaria para poder hacerlo. Amar a los enemigos, que nos lo ponen difícil y fuera de nuestro alcance, pero que sólo en Ti, Señor, podremos superarnos y hacerlo. Amar como Tú nos amas.
No nos resulta fácil, ni de entender ni de saber cómo hacerlo, pero debemos creer en Ti, Señor, porque Tú puedes hacerlo. Y nos lo has prometido: y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros.
Señor, eso te pedimos con todas nuestras fuerzas y nos abrimos a la acción del Espíritu Santo, para que en Él podamos recorrer el camino y cumplir con tus mandatos. Amén.
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