Ese es mi objetivo, Señor, seguirte permaneciendo en tu Amor e imitarte en tu estilo de vida. Ese es mi objetivo, aunque confieso, en muchos momentos de mi vida, me he apartado mucho de él. Y, también, cuando trato de estar a tu lado no doy la talla y me quedo muy por debajo de lo que Tú deseas de mí.
Sin embargo, Señor, he aprendido una cosa. He aprendido a confiar y a creer en tu Palabra. Palabra que me revela ese Amor Infinito con el que me amas. Pues, Jesús, tu amadísimo Hijo, el Predilecto, me lo ha revelado en su Amor: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor».
Y esa confesión levanta mi ánimo y fortalece mi espíritu para la lucha de cada día y el esfuerzo de vivir en tu Palabra y Voluntad. Eso hace que, un día sí y otro también, me esfuerce en permanecer en Ti, Señor. A pesar de reconocerme pecador y poca cosa. Sé que no soy merecedor de tu Perdón y de tu Amor, pero Tú me lo revelas y me lo confiesas. Y yo lo creo, Señor.
Te pido, Dios mío, que me infundas la luz necesaria para no desviarme del camino, y la fortaleza que necesito para sostenerme firme en tu presencia, a pesar de mis fallos, mis desvaríos, mis pecados, mis fracasos y mi soberbia.
Dame la Gracia, Señor, de superar todas esas dificultades y tener la voluntad y fuerza de asumirlas y superarlas según Tú quieres y como Tú quieres. En Ti confío, Señor, y a tu Corazón me encomiendo abandonado a tu Infinito Amor. Amén.
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