Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 2 de agosto de 2018

EL PRECIO DE LA LIBERTAD

Resultado de imagen de Mt 13,47-53
Somos libres y, por lo tanto, responsables de nuestros actos. Eso, de alguna manera nos implica y nos advierte de nuestra responsabilidad. Tendremos que responder algún día de nuestros actos, de lo que hayamos hecho bien o no tan bien. Es el sentido común que se desprende del precio de nuestra libertad.

Ser libre significa que tendremos que responder y eso delata un juicio en el atardecer de nuestra vida, como dice San Juan de la Cruz. ¿Y de qué se nos juzgará? Pues, también el sentido común nos dice que del bien y del mal que hayamos hecho. Por lo tanto, no todo importa lo mismo. Es necesario que sepamos cómo actuamos y cómo lo hacemos, y buscando siempre el bien y la justicia.

Hoy el Evangelio, como los de estos días atrás, nos relata la existencia de ese juicio final. Juicio que sabemos que será sobre nuestra capacidad de amar. No se nos pedirá cuenta de las misas, rosarios, padrenuestros y demás, sino de lo que hemos amado y de lo que hemos dejado de amar. Por eso, pidamos al Señor la fortaleza y voluntad de amar y de perseverar en el amor. Sabemos que es una lucha constante, pero contamos con el Espíritu Santo para poder hacerlo.

Confiamos en la Misericordia de Dios, que nos ama y nos invita para que actuemos según su Voluntad. Sólo nos pide que abramos nuestros corazones y que nos abandonemos en sus Manos confiados en su bondad y en su amor. Él nos recogerá y nos llevará al lado de los buenos. Eso te pedimos, Señor. Amén.

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