A cada instante de mi vida confieso mi amor al Señor. Cada vez que recibo o me pongo en su presencia estoy confesando mi fe y amor al Señor. Pero, confieso también que no basta con decirlo, sino que también hay que vivirlo y manifestarlo en hechos y obras concretas.
Porque, el amor se nota, se ve y se palpa. Porque, el amor no se descubre en las palabras, sino en las obras. Jesús, nuestro Señor, no solo lo anunció sino que lo manifestó en la Cruz, donde, allí disipó toda duda. Y yo, Señor, temeroso de que me quede sólo en palabras quiero pedirte que me llenes de tu Fortaleza para dar muestras y señales de mi amor concretado en obras. Obras que se traduzcan en alivio, ánimo, servicio y ayuda para todos aquellos que lo necesiten.
Obras que revelan y dejen al descubierto que mi amor no es sólo de palabras sino también, y principalmente, de obras. Dame, Señor, la entereza, la paciencia, la fe, la voluntad y el amor necesario para amar como Tú quieres que yo lo haga, y como yo también, a pesar de mis debilidades, quiero hacerlo. Amén.
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