La tarea es ingente, pero por muchos obreros que tengamos, vano será nuestro esfuerzo si el Arquitecto no construye la casa. Y es que sin el Señor todo esfuerzo es vano. Pero con el Señor todo es posible. Esa es nuestra experiencia y nuestra esperanza.
Y por eso nos atrevemos a iniciar el camino, poniend siempre el poder del Señor y contando con su Gracia. Sin ella no seríamos capaces de dar un paso. Somo instrumentos inútiles e indigno e incapaces de hacer algo bueno, y menos la misión que el Señor nos encarga y espera de nosotros.
Igual que el milagro de los panes y peces, Jesús sabe de nuestras posibilidades y capacidades, y cuenta con nosotros, pero Él está por detrás. Nuestros cálculos no cuadran, pero Jesús los cuadra y hace que nuestra labor fructifique.
Te damos gracia, Señor, por todo lo que nos has dado y te pedimos sabiduría, fortaleza y voluntad para, contando contigo, seamos capaces de vivir y cumplir tu Voluntad. De eso se trata. De nada vale cumplir normas, preceptos y leyes si no vivimos en Ti y actuamos en tu Palabra. Y actuar significa estar disponible y al servicio de entregar los talentos recibido de tu Mano generosa en beneficio de todos los hombres. Sobre todo de aquellos más necesitados.
Danos, Señor, esa fuerza en nuestra voluntad para hacer el bien que entendemos podemos y debemos hacer. Y a aceptar también nuestras debilidades y fracasos. No desanimarnos, sino esforzarnos y persistir en ser perseverantes, constantes y esperanzados en su Misericordia. Porque al final sólo nos salva su Gracia.
En ti, Señor, ponemos toda nuestra confianza y te pedimos que aumentes nuestra fe y voluntad con la intención de ponerla en tu servicio, que es, porque así lo quieres Tú al servicio de todos los hombres, sobre todo los más pobres. Amén.
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