No nos cuesta mucho darnos cuenta, si hacemos una seria reflexión, de que buscamos al Señor cuando la vida se nos pone difícil. Lo del sabio refrán: "Nos acordamos de santa Bárbara cuando hay truenos", o algo parecido, es la pura realidad contrastada en la experiencia de nuestra propia vida.
Es verdad que nuestra naturaleza débil y frágil necesita de muchas cosas. No solo de pan vive el hombre, sino también de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Y esa debe ser nuestra dirección en esta vida. Buscar, a parte del pan material, que necesitamos, el Pan espiritual que se nos ofrece en Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed».
Por eso, Señor, hoy te pedimos esa Gracia. La Gracia de movernos, no sólo por el pan material, sino de forma muy especial por el Pan espiritual que da la Vida Eterna. Ese Pan que eres Tú mismo, Señor, y, por amor, te nos ofrece a cada uno de nosotros.
Te pedimos, Señor, que nos liberes de las apetencias materiales que nos alejan de Ti, y que sólo nos mueven a buscarte por los intereses de la carne y del egoísmo que encadena nuestra naturaleza humana. Danos la fuerza de romper nuestras cadenas carnales y liberarnos, para siendo libres, movernos a seguirte por el puro y verdadero amor.
Creemos en Ti, Señor, y queremos pedirte que nos des ese Pan de vida para saciar nuestra hambre y nuestra sed para toda la vida. Amén.
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