La vida necesita estar llena de ideales. Los primeros años están dedicados a descubrir el mundo que nos rodea, los juegos, las diferencias, la competitividad, los afectos, los sentimientos...etc. Más tarde se abre un abanico de posibilidades, los estudios, los primeros enamoramientos... Y sin darnos mucha cuenta llegamos a la edad adulta. Y es ahí donde hay que definir nuestro camino.
Porque la vida se nos va estrechando, y al final nos vamos cansado de estar siempre en el mismo lugar. No avanzamos y la vida se nos acaba. Buscamos una respuesta y un sentido al camino y recorrido de nuestra vida, porque el que recorremos por las cosas de este mundo no termina de llenarnos. Es el momento de buscar el único y verdadero Ideal: El Alimento espiritual que nos dará la Vida Eterna.
Y eso es lo que hoy te pedimos Señor, que nuestra vida sea una búsqueda del verdadero Alimento. El Alimento que nos da la Vida Eterna y la plenitud gozosa. Porque el alimento que encontramos en este mundo es alimento caduco que no sirve de nada.
Te pedimos que sepamos encontrar el verdadero sentido de nuestra vida. Y ese verdadero sentido ere Tú, Señor. Porque la vida sin Ti, Señor, no tiene sentido. ¿A dónde vamos? Razón tenía Pedro cuando exclamó: ¿A quién iremos, Señor? Sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.
Quién puede darnos el verdadero alimento espiritual que sea el estimulo, el motor y el camino que nos alumbre y dé sentido a nuestra vida. Porque todo lo demás termina al final en la basura, y eso ni tiene sentido ni vale para nada. Sólo en Ti, Señor, descansa nuestra vida y nuestra esperanza. La esperanza de responder a esa pregunta que anida y vive en lo más profundo de nuestro corazón.
En Ti, Dios mío, todos los actos de nuestra vida cobran sentido, porque el amor que sentimos y que damos dan razón y sentido verdadero y auténtico a nuestra vida. Tú has venido a enseñarnos el significado del único y verdadero amor. Gracias Señor. Amén.
Te pedimos que sepamos encontrar el verdadero sentido de nuestra vida. Y ese verdadero sentido ere Tú, Señor. Porque la vida sin Ti, Señor, no tiene sentido. ¿A dónde vamos? Razón tenía Pedro cuando exclamó: ¿A quién iremos, Señor? Sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.
Quién puede darnos el verdadero alimento espiritual que sea el estimulo, el motor y el camino que nos alumbre y dé sentido a nuestra vida. Porque todo lo demás termina al final en la basura, y eso ni tiene sentido ni vale para nada. Sólo en Ti, Señor, descansa nuestra vida y nuestra esperanza. La esperanza de responder a esa pregunta que anida y vive en lo más profundo de nuestro corazón.
En Ti, Dios mío, todos los actos de nuestra vida cobran sentido, porque el amor que sentimos y que damos dan razón y sentido verdadero y auténtico a nuestra vida. Tú has venido a enseñarnos el significado del único y verdadero amor. Gracias Señor. Amén.
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