Sé que Tú Señor eres el alimento que me das la Vida Eterna, pero, a pesar de saberlo me cuesta seguirte y alimentarme de tu Espíritu bajo la especie de pan y vino. Llevo un largo tiempo haciéndolo, pero no te puedo ocultar que hay días que me cuesta. Y sé que Tú lo sabes, porque a Ti no se te esconde nada.
Y también hay días que experimento la sensación de quitarte pronto del medio. Acudo a misa temprano y siento como que ya estoy liberado de tu visita. No ocurre lo que quiero, gozar de tu presencia y de estar contigo, y, sobre todo, de alimentarme de tu Cuerpo y Sangre. Sabes, Señor, que hay días, dos a la semana, que como tu Cuerpo en la Hostia, empapada con tu Sangre.
Sin embargo, experimento esa sensación de cumplir con esa visita y dejarme ya liberado de tu presencia. No sé si es eso exactamente. Se hace difícil poder explicarse, pero siento algo así. Y sé que Tú lo sabes mejor que yo, Señor. Por eso acudo a Ti, para que abras mi mente y me lo hagas saber, y me des la Gracia de saborear y gozar de tu presencia.
También te pido al mismo tiempo, Señor, que me aumentes la fe y me des la capacidad de sentir el gozo y la felicidad de estar contigo y en tu presencia. Y de poder transmitir esa paz y alegría que tiene que notarse de estar contigo. Amén.
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