Nuestra naturaleza es débil y frágil, y pecadora. Nuestro camino es de perfección porque somos seres pecadores y llenos de errores y fracasos. Ocurre que, muchas veces, nuestro orgullo y soberbia nos impide ver más allá de nosotros y ponemos todos nuestros afanes en las cosas de este mundo. Cosas caducas y que no nos dan lo que el ser humano busca: la perfección y la Vida Eterna.
Sólo Tú, Señor, eres bueno y en Ti buscamos esa santidad que nos haga buenos y perfectos. Por eso tratamos y queremos seguirte, para aprender a ser buenos como Tú. No es fácil seguir tus pasos, sobre todo si lo hacemos desde nuestras propias fuerzas e ideas, porque el mundo nos lo impide sobornando nuestra limitada y débil naturaleza.
Queremos seguirte dejándonos llevar por tu Gracia y abrazando tu Misericordia apoyados en tu Amor. Te rogamos, Señor, Padre Bueno, nos asista en tu Espíritu para poder vencer el mal que nos impide ser buenos como Tú quieres que lo seamos, y que respondamos a tus exigencias de verdadero amor. Porque amar exige preocuparse y servir al prójimo y luchar por un mundo mejor y más justo.
Un mundo que iremos construyendo como Tú, Padre bueno, quieres que sea. Un mundo de justicia, de paz y de amor. Por eso, Señor, te rogamos nos des la fuerza y voluntad de vencer el mal y de ir mejorando, poco a poco, nuestras vidas, y así ir alcanzando ese camino de perfección al que estamos llamados.
Danos, Señor, la Gracia de ir despojándonos de todos esos obstáculos que nos impiden caminar y seguirte. De todos esos obstáculos que el mundo nos brinda: riquezas, bienes, placeres, comodidades, poder...etc., y, no siendo malos, nos apartan de ti y de los hermanos convirtiendo nuestros corazones en corazones egoístas encerrados en sí mismos.
Transfórmanos y danos la sabiduría y capacidad de ser generosos y compartir con los que realmente lo necesitan. Amén.
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