Los obstáculos son muchos. Y no se nos presentan con agresividad, sino de forma muy atractiva y muy placentera. La vida trata de convencernos que merece la pena vivirla. ¡A vivirla que son cuatro días!, es el grito de guerra que se suele oír.
Y el mundo cubre la otra parte. Nos presenta ocasiones y momentos de placer y disfrute. Todo se nos muestra con mucho tacto y amabilidad, y hasta se nos regatea el poder disfrutarlo. Sin embargo, la puerta de entrada es bastante ancha. Vale todo, y el dinero, poder, fama, privilegios, influencias...etc., tienen mucha estima y valor. Se trata de ganar siempre y de estar en los primeros puestos. La ley es estar y llegar arriba como se puede, incluso pisoteando al que te lo quiera impedir.
Y cuando decimos que vale todo, decimos todo. La mentira es un arma fundamental en los momentos que la necesitamos para sugerir y persuadir al otro. No importa mentir con tal de salir con la nuestra. Pronto, nos damos cuenta que es un mundo perverso, de mentiras y luchas por el poder, sin importar el otro. Incluso hasta matarlo si nos estorba. Hicieron con Jesús eso.
Pero Tú, Señor, has triunfado con el amor. Tu arma, el Amor, es más poderosa, y se ha hecho con el triunfo por encima de todo lo demás. Eso te queremos pedir, Señor, la capacidad y la sabiduría de saber amar. Y la paz, sostenida con la paciencia, para perseverar y llegar a poder hacerlo.
Danos, Señor, la capacidad y la voluntad para ser perseverantes y que nos encuentres preparados y esperándote el día de tu venida. Ese día en que el mundo, este mundo falso que te da la espalda, descubra que sin Ti todo está perdido, y no hay camino ni meta a donde ir. Amén.
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