Hay muchos ataques a todo lo que lleva el nombre de cristiano. Se retiran de muchos lugares crucifijos y hasta se quieren prohibir las celebraciones litúrgicas de Semana Santa y otras. Nuestra religión, la católica y cristianas, molestan. El Mensaje de Jesús sigue siendo actual, porque es una Palabra Viva.
Pero nada mueve nuestra fe, porque Tú, Señor, Vives y permaneces entre nosotros. Tú eres nuestra esperanza y nuestra fortaleza. Clavado en la Cruz, como te representan, sufrido y atravesado por la lanza en el costado, y traspasado por los clavos, manos y pies, Tú, Señor, nos has salvado. Y la Cruz, en lugar de ser un signo de muerte es un signo de Salvación y Victoria.
Porque cada vez que nos recuerdan tu Muerte en la Cruz, recordamos que en ella nos salvamos. Porque los que creen en Ti, Señor, también resucitaran. Son tus propias Palabras, las que nos has dicho y las que nos llenan de esperanza y alegría.
Gracias, Señor, porque a pesar de tantos ataques y persecuciones, seguimos en la brecha. Te pedimos por nuestros hermanos, los que padecen más directamente esos ataques. Sufren amenazas de muerte y tienen que permanecer escondido para salvar sus vidas. Tantos niños huérfanos, desamparados sufriendo el azote de las guerras y las persecuciones. Danos tu fortaleza, Señor, para soportar tanta maldad y penalidades.
Pero, también, Señor, te pedimos que nos liberes de tanto sufrimiento y nos den tregua para descansar y aliviarnos. Nos duele mucho como nos tratan y nos quitan la vida, y como hijos tuyo, Señor, te pedimos que cambies la situación, como cuando liberaste a tu pueblo de Egipto, y escuches, Dios mío, el dolor de tu pueblo que sufre las persecuciones y deseo de venganza de exterminarnos.
En ti confiamos, Señor, y buscamos que tu Amor nos conforte y nos de la fortaleza de aceptar estos tiempos que nos ha tocado vivir hasta llegar al Cielo que nos tienes prometidos. Amén.
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