Vivimos en un mundo caduco que tiene sus días contados. Experimentamos el deterioro paulatino y continúo del planeta tierra, y, a pesar de eso, son pocos los que levantan la mirada hacia Ti, Señor, y creen en tu Palabra de Vida Eterna. Incluso, no apreciamos la ceguera que no nos deja verte. Y, lo peor, nos conformamos y aceptamos esta vida corta y pobre que el mundo nos ofrece. Realmente, ¿a dónde vamos?; ¿qué ciegos estamos?
Llena de Luz, Señor, nuestra cabeza, para que, iluminada por tu Espíritu, nos despierte y nos abra nuestros ojos cegados por las luces de este mundo caduco. Inunda, Padre, nuestros corazones de fe y sabiduría, para que, cómo los apóstoles, sepamos permanecer junto a Ti guardando tu Palabra y viviendo tu Vida.
Señor, nos sabemos pecadores, torpes y a merced, sin tu Gracia, de los placeres y tentaciones de este mundo. Te pedimos que en el Espíritu Santo nos asiste y auxilie para, venciendo las tentaciones de este mundo, podamos alcanzar esa Vida Eterna que Tú, Dios mío, nos ofrece. Amén.
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