Necesito un corazón sencillo y humilde para acercarme a Ti, Señor. Porque sin humildad no puedo verte ni escucharte, y menos llenarme de tu Gracia. Porque son tus Palabras las que me descubren que sólo a los sencillos y humildes les es revelado el Reino de Dios.
Y hoy, Señor, te pido esa Gracia con todo mi corazón. Inunda como un torrente mi corazón de sencillez y humildad, como tu Madre María, la Virgen y nuestra Señora. Y, siendo sencilla y humilde como ella, abre mi corazón a la Gracia de tu Palabra.
Dame, Señor, paz, fortaleza y sabiduría, para en contra de las propuestas de este mundo alcanzar la Gracia de ser solamente Tuya, y servirte en el servicio a los demás. Dame la sabiduría de poner en mi corazón tus Palabras y de proclamar tu Amor a todos los hombres, descubriéndoles que sólo en Ti encontraran el verdadero Tesoro que buscan y que les llena de paz y amor.
Porque, Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida, que nos acoge misericordiosamente, perdonándonos nuestros pecados y dándonos la salvación. ¿A quién iremos y en quién encontraremos el descanso, la paz y la Misericordia que nos salva? Amén.
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