No voy a decir nada nuevo ni verdadero si confieso, de forma consciente, que no soy digno de tu perdón y, menos, de tu salvación. Creo que todos somos consciente de eso, aunque la mayoría, en los que me encuentro, no lo entienda.
Nuestra capacidad es humana y no llega a alcanzar tan elevado misterio de Amor por el que, Tú, Señor, nos salva y envía a tu Hijo a entregar su Vida para lavar nuestras miserias y pecados. ¿Se puede entender esto?
Nuestra capacidad es humana y no llega a alcanzar tan elevado misterio de Amor por el que, Tú, Señor, nos salva y envía a tu Hijo a entregar su Vida para lavar nuestras miserias y pecados. ¿Se puede entender esto?
Por eso, Señor, te doy gracias de antemano, aunque mi limitada mente no llegue a entenderlo, por la vida y por la Vida Eterna que me ofreces. Sólo me pides, Señor, que me lo crea y, en consecuencia, que actúe tal y como corresponde a esa fe. Y, aunque mi mente es limitada y pequeña, me das mil y una razones para que ponga en Ti mi confianza, mi esperanza y me fíe plenamente.
Te pido, Señor, la sabiduría para darme cuenta de lo que me propones y de la situación de mi persona. Has dejado en mis pobres manos la elección de mi salvación abandonándome en Ti y siguiendo, con mi vida y obras, tu Palabra. Y yo creo en Ti y quiero seguirte.
Por tanto, Señor, te pido que ilumines mi corazón y mi mente para comprender y, aunque sea inconsciente por mi pobreza, vaya a Ti y siga tus pasos, porque, sólo Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.
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