Jesús marcó un camino insoportable y muy duro. El camino del Calvario es superior a mis fuerzas y sería insoportable resistirlo para mí. Sin embargo, siempre he pensado que mi Padre Dios no me manda nada que yo - con esfuerzo - no pueda superar. Pero, la medida del esfuerzo no está definida y solo con mi confianza en Él puedo entregarla al máximo. Quizás, hasta puede llegar al extremo de entregar la propia vida.
La cuestión es que, confiado en Jesús, puedo resistir las inclemencias del pecado y sus tentaciones y todos los peligros y sufrimientos que, como consecuencia de mi fe, puedan derivarse. Sería injusto y desproporcionado tener que enfrentarme a retos superiores a mis fuerzas. Mis talentos están para cumplir con los retos de mi vida siguiendo la Voluntad del Señor, porque, donde mis fuerzas terminan empiezan las del Señor que me auxilian y me fortalecen. Confiemos, pues, en el Señor y en su Palabra, y pongamos todas la fuerzas recibidas en colaborar con Él.
Por eso, Señor, reconociendo nuestras debilidades y pecados, te pedimos la fortaleza, la paciencia y la esperanza para no desfallecer y sostenernos firmes y perseverantes en la lucha ordinaria contra la adversidad, dificultades y sufrimientos. Amén.
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