¡Señor!, me has dado todo lo que tengo y quiere que yo negocie con eso que he recibido de tu Mano generosa. Esa es tu Voluntad, que unos dependamos del amor de otros, como todos dependemos de tu Amor. Tú, nos has amado hasta el extremo de entregarnos a tu Hijo predilecto.
Y lo has hecho para darnos la oportunidad de liberarnos de la esclavitud del pecado. ¿Qué tonto somos, Señor, que no nos damos cuenta? O, quizás, cegados por el pecado y debilitados por nuestras apetencias y flaquezas perdemos el seguimiento de tus pasos y perdemos lo más grande que hemos recibido, tu Amor.
¡Oh, Señor, gracias por tu Amor Misericordioso que nos salva y nos redime! Siervos inútiles que, recibiendo tanto de Ti, Señor, no rendimos lo debido. Danos la Gracia de darnos cuenta y de poner todo nuestro esfuerzo en rendir y poner a producir todos esos talentos que hemos recibido para el bien de todos nuestros hermanos, sobre todo los más desfavorecidos y pobres.
Señor, que siempre tenga en cuenta que todo lo recibido no es mío, sino que me ha sido dado para ponerlo en función de los que lo necesitan. Dame esa sabiduría y esa fortaleza para poder, no solo entenderlo, sino ponerlo por obra. En Ti confío, Señor. Gracias.
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