El amor, no solo arde y prende ardientemente el fuego amoroso y misericordioso, sino que también nos quema a nosotros mismos en ese fuego de ardiente amor. Xto. Jesús arde en un Amor Misericordioso que le lleva a entregarse por nosotros cada día, dándonos su Misericordia hasta el extremo de ofrecer su Vida en una muerte de Cruz por verdadero Amor. Y de la misma forma nos lo pide a nosotros.
Señor, conocemos nuestra pobreza y debilidades, y, queriendo seguirte, te pedimos la fortaleza y perseverancia para sostenernos en el amor y soportar, superando nuestros enfrentamientos y divisiones, todos esos obstáculos de pecado que nos dividen y nos enfrentan.
Danos, Señor, esa Gracia y fortaleza para guardarnos del pecado y de la soberbia de ensoberbecernos - valga la redundancia - enfriando nuestros corazones. Danos el equilibrio y la fuerza para anteponer la verdad y el amor a nuestras comodidades, apetencias, gustos y placeres.
Danos también Señor, la sabiduría de tu Espíritu para, por encima de querer quedar bien y evitar problemas, prioricemos la verdad, la justicia y el amor que Tú nos ofreces y nos das gratuitamente. Porque, en ellos está esa felicidad eterna que buscamos. Gracias, Señor.