No es fácil sostenerse constante en el camino. En cualquier camino se premia la constancia y la perseverancia. Es un gran esfuerzo y necesita de disciplina y fe. Una fe que alimenta tu esperanza. Claro, con el tiempo llegas a desesperar y hasta a perder la fe. Pasa el tiempo y no pasa nada ni se ve nada. ¿Será verdad?, te llega la duda y la tentación de abandonar. Necesitas fortalecerte en la fe y avivar la esperanza. Porque, si de una cosa estamos seguros es de que el final, igual que el principio, tendrá que llegar.
Por eso, Señor, aunque la espera se hace larga y complicada, y necesitamos fortaleza y perseverancia, tanto a nivel individual como comunitario, te pedimos que transformes nuestros corazones y unos corazones pacientes y perseverantes capaces de aguardar esa venida, la nuestra propia y la establecida por Ti cuando decidas que el mundo ha cumplido su tiempo.
Guardanos, Señor, de caer en las tentaciones con las que este mundo trata de seducirnos y de olvidarte dándonos a ellas. Sostennos en tu fe, firmes y erguidos, Señor, para que podamos perseverar y aguardar hasta ese momento glorioso de tu segunda venida.
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