Dios nos ha dado esa capacidad por la cual podemos decidir y elegir. Por eso, somos libres para acogerle, aceptarle y, también, para rechazarle. De modo que, seguirle o no será una decisión mía, que Dios me respeta sin imponérmela ni exigírmela. Deja todo a nuestro libre albedrío.
Ahora, Jesús, el Hijo, que conoce la Voluntad del Padre y sabe lo que nos ama y el bien que quiere para todos sus hijos, es el enviado a proponérnosla, y nos anuncia esa Buena Noticia de Salvación que nos viene a dar eso que todos, muchos sin saberlo, buscan en otro lugar o por caminos equivocados. De modo que, solo siguiéndole podremos alcanzar esa felicidad que tanto perseguimos, buscamos y queremos.
Jesús sabe que en el mundo no la vamos a encontrar, y nos ha creado para que la encontremos y seamos felices. Y eso pasa por encontrarnos con Él. Por eso nos lo anuncia y nos lo proclama. Pero, tampoco nos esconde las dificultades y obstáculos. Hoy, precisamente en el Evangelio, nos aclara de qué manera tenemos que seguirle. Porque, no podemos seguirle de cualquier manera. Se necesita algunas condiciones.
No podemos ir tras sus pasos con la mochila cargadas de seducciones y ambiciones mundanas. Necesitamos vaciarla y, vaciarla, valga la redundancia, de todo aquello que nos impida encontrarnos y seguir al Señor. Y, nos aclara también que esa exigencia no la podemos sostener sin su Gracia. Por eso, Señor, aprovechamos este rincón de oración para pedirte esa Gracia tan necesaria para seguirte. Una Gracia que nos llene de fortaleza, sabiduría y fe para sostener el ritmo de tus pasos y la voluntad de vivir en tu Palabra y Voluntad. Amén.
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