Soy consciente de mis debilidades y frustraciones y, por lo tanto de que en muchas ocasiones de mi vida, en lugar de ser sal, soy desabrido e insípido, y, en lugar de ser luz me vuelvo tiniebla. Por eso, Señor, me acerco a Ti para que transformes mis desabores en sabores, y mis tinieblas en luz. Mi vida quedará opaca y sin sabor sin tu presencia en mi corazón.
Dame, Señor, esa sal que llena de alegría y esperanza, y esa luz que alumbra y guía mi camino y me conduce hacia Ti, luz y sal del mundo que nos libras de las tinieblas. Sé que algo he de poner de mi parte, pues me has creado libre y regalado unos talentos que debo poner en juego, pero, mi capacidad es limitada y pobre. Reconozco que soy un pecador y necesito de Ti, Señor, para que mis obras sean buenas hasta el extremo de que reflejen tu luz y sean esa sal que huela y dé sabor a tu Infinito Amor Misericordioso.
Por todo ello, Señor, te ruego que llenes mi pobre corazón de tu Sal y tu Luz para que en los ambientes de mi vida pueda yo ser reflejo de Ti, y mis obras hablen y descubran tu presencia. Quisiera ser tan bien intencionado y justo para que todas mis obras sean reflejo de las tuyas, Señor, y descubran tu presencia en mí a todos aquellos que se acerquen y salgan al paso de mi vida. Amén.
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