Todos perseguimos escalar puestos en la sociedad y situarnos lo más arriba que podamos. Cierto es que muchos no estamos capacitados para desempeñar tan altos puestos o misiones, pero todos estamos en ese mismo redil y queremos estar bajo la protección del mejor y buen Pastor y guía.
Pero, ¿qué pastor está dispuesto a entregar su vida por salvar la de sus ovejas? Primero, porque nadie tiene ese poder para hacerlo; segundo, porque, nadie por sí mismo puede hacerlo. Solo Jesús, dueño y Señor de la Vida y la muerte, que el Padre le ha entregado, se da voluntariamente, por verdadero Amor, entregando su Vida para salvar la tuya, la mía y la de todos aquellos que quieran pertenecer a su redil.
Y, yo, Señor, quiero ser de la partida de tu redil. Dame la capacidad, la sabiduría, la docilidad y la voluntad de seguirte, obedecerte y estar atento a la escucha de tu llamada. Gracias, Señor, por llamarme y dejarme entrar en tu redil. Amén.
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