Mi vida sin Ti, Señor, camina en la oscuridad. La luz que me da el mundo es una luz artificial, llena de espejismos y mentiras. No hay verdad en la verdad, valga la redundancia, que el mundo me da. Es una verdad mediatizada en el interés y el egoísmo. Una verdad que busca su propio bien hasta el extremo de excluir a los demás. Una verdad escondida en la mentira.
Jesús nos lo está descubriendo y desvelando en estos días de la Pascua. Ayer nos hablaba del Buen Pastor advirtiéndonos de que hay muchos pastores falsos o poco comprometidos con sus ovejas. Y hoy nos aclara que Él es la única y verdadera Luz del mundo. Viene enviado por su Padre y nos dice todo aquello que ha recibido de su Padre. No nos juzga, sino que nos salva, pero, nos advierte que los que no creen en Él ni en Quien le ha enviado quedan juzgados por su Palabra.
Porque, en la Palabra de Jesús está contenida toda la Verdad y todo el Camino que nuestra vida debe recorrer. Ella - la Palabra - es la Verdad, Camino y Vida, y siguiéndola encontraremos eso que todos buscamos, Vida Eterna y plena de gozo y felicidad. Por tanto, de no encontrarla queda claramente reflejado que no hemos cumplido y vivido la Palabra que Jesús nos trajo de parte del Padre. Y, en consecuencia, quedaremos juzgados.
¡Señor, te pedimos y suplicamos que nos des esa sabiduría y fortaleza para escuchar tu Palabra!; para abrir nuestros oídos y nuestros ojos y, oyéndote y viéndote, caminemos por el Camino, por la Verdad y por la Vida que nos lleva a esa Vida Eterna que buscamos. Gracias, Señor. Amén.
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