Cuando se ama se actúa por y para el bien. Nunca el amor busca perjudicar sino todo lo contrario, persigue el bien, la verdad y la justicia. De alguna manera la libertad se conjuga en el amor. Cuando alguien actúa con amor lo hace libremente, sin mediaciones, ni pasiones, ni intereses. Lo hace simplemente porque desea hacer el bien sin buscar ninguna recompensa. Esa es la verdadera actitud de la libertad.
Dios actúa por y con Amor. Es libre, porque nada ni nadie le obliga a tomar una decisión ni a actuar por algún motivo o interés. Lo hace libremente por Amor. Nunca entenderemos ese Amor de Dios hasta que estemos en su presencia. No lo merecemos y es simplemente, por su Infinita Misericordia.
Le cura el brazo a aquel enfermo en la sinagoga por verdadero amor. Y lo hace desde la plena libertad de saberse el Hijo de Dios Padre. Un Dios Padre que nos ama y que nada malo puede hacer. Todos sus actos son verdaderas obras de amor misericordioso. Es el hermoso y gran misterio del Amor de Dios que nunca entenderemos hasta que lleguemos, por su Infinita Misericordia, a estar delante de su presencia.
Dame, Señor, la capacidad de amar con verdadero amor. Ese amor que me hace libre, que me impulsa a amar la verdad y la justicia. Dame, Señor, la fortaleza y voluntad de vivir en la búsqueda constante e insistente de amar sin exigir ni desear recompensa ni beneficios ni compensaciones. Simplemente par amor. Un amor desinteresado, incondicional, sin intereses ni beneficios. Un Amor como el tuyo, que desde lo más profundo de mi corazón no entiendo ni podré entender, pero que busco y experimento estar llamado a él.
Dame, Señor, encontrar esa felicidad que deseo y quiero en el amor. Porque, es ahí donde se esconde la felicidad que todos erróneamente buscamos en otros lugares de este mundo. Y que solo, Señor, se encuentra en Ti. Precisamente en tu Amor. Amén.
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