A veces, o casi siempre, me descubro y experimento defendiendo mi verdad, creyéndola la Verdad. Y caigo en el error de creerme en posesión de ella. No es el discípulo superior al maestro y, posiblemente, en muchos momentos me traiciona mi propia vanidad y prepotencia.
Dame, Señor, la humildad de experimentarme pobre, necio y necesitado de tu Gracia y de tu Verdad. Porque sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Llena mi vida de tu Verdad, Señor, y haz que toda esta transcurra por el camino de tu Palabra y tu Voluntad. Pon en mi corazón el deseo y la intención de vivir poniéndote a Ti en el primer lugar de mi vida, y que seas Tú quien dirijas y guíes mis pasos como primeros objetivos a vivir tu Palabra y cumplir tu Voluntad.
Fortalece mi voluntad y lléname de tu sabiduría, para elegir siempre tu Verdad entre tantas verdades con minúsculas que falsean la única y verdadera Verdad que eres Tú. Dame el valor de no callarme ante la mentira, y la sabiduría de discernir bien done está la verdadera verdad a la que aspira encontrar el hombre. Y de tener siempre el valor de confesarla y transmitirla, así como ser testigo y vivirla.
Pero, sobre todo, dame la sabiduría de saber poner, por encima de todo, el tesoro de tu Palabra y tu Vida, y de moverme en torno a ellas tratando y esforzándome en imitarlas y vivirlas. Que tu Palabra, Señor, sea lámpara para que mis pasos siempre encuentren la luz necesaria que le alumbre el único y verdadero camino que conduce hacia la Verdad. Amén
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