Sin fe no se puede caminar porque, la fe es la que te mantiene vivo y la que te da la fuerza para sostener tu corazón ardiente y con fuerza. Y esa fe no se obtiene con voluntad, con estudios, con dinero ni con nada. Sólo con oración, una oración de petición a nuestro Padre Dios para que nos la dé,gratuitamente, claro, porque no tendríamos dinero, ni méritos para poder pagarla. Una fe como regalo de ese Infinito Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios.
Danos, Señor, esa fe que necesitamos para, como hizo aquel centurión, ir hacia Ti para pedirte que nos salve y nos sane de todos nuestros pecados que nos amenazan con separarnos y alejarnos de Ti. Una fe que nos comprometa a seguirte, no sólo en el cumplimiento de la liturgia y oraciones, sino en la vivencia de esa tu Palabra llevándola y viviéndola en nuestra vida. Igual que Tú, Señor, con hechos y obras.
Me pongo en tus Manos, Señor, y como ayer aquel leproso quería y se acercó a Ti, yo, también hoy quiero acercarme a Ti y pedirte con todo el efuerzo del que soy capaz que quiero abrir mi corazón y llenarlo de tu fe. Yo quiero y te pido, esperanzado que Tú, si quieres, sé que puedes hacerlo. Y en esa esperanza sigo adelante y confío en Ti. Aceptaré, Señor, lo que Tú quieras darme. Amén.
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