Es bueno y muy necesario reconocer la dificultad de amar. Se hace cuesta arriba y casi imposible amar a tu enemigo hasta el punto que con tus propias fuerzas te es imposible. Nuestra razón no entiende cómo puedes amar a tu enemigo, al que piensa diferente a ti y, encima, te hace mal y busca destruirte.
Sin lugar a duda, esa imposibilidad de nuestra parte pone de manifiesto la necesidad y el concurso del Espíritu Santo, que nos auxilia, nos fortalece y nos orienta.
Indudablemente, solo no podemos lograrlo nunca. Y, quedarnos con nuestras solas fuerzas significaría quedarnos en un simple y mero cumplimiento. Es el ejemplo que Jesús nos pone hoy refiriéndose a los escribas y fariseos.
Necesitamos la Gracia de Dios y la acción del Espíritu Santo para poder luchar contra nosotros mismos y vencer nuestro propio egoísmo, nuestra soberbia y, humillándonos al Amor de Dios, amar al enemigo y al que nos hace mal.
Por eso, Señor, desde aquí, este rincón de oración, te pedimos una vez más tu Gracia para, por la acción del Espíritu Santo, vivir cada día más en tu Amor misericordioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario