¿Sabes los talentos que has recibido? Te será muy necesario saberlo para que, conociéndolos, poder compartirlo con los que los necesite. Esa es la primera condición para poder compartir. Dar lo que tienes, pues, bien sabes que lo que no se tiene no se puede dar.
No se trata de hacer grandes cosas, ni tampoco tratar de ser un héroe ni estar en todas partes. Se trata de ser tú, y dar según tengas y hayas recibido gratuitamente. Posiblemente, cosas sencillas que se hacen cada día. Estar atento a ser pan de felicidad, de alegría, de ayuda, de servicio, de, en una palabra, de amor.
No se trata de pedir, sino de dar lo ya recibido. No se trata de pedir felicidad sino de estar en el Señor, pues él es la felicidad. No se trata de pedir salud, sino de permanecer en el Señor, pues Él es la fuente de la vida. Se trata, pues, de permanecer en su Palabra y vivirla desde el compromiso del amor y el servicio. Y en esa intención, nuestra fe irá madurando y abriéndose a la Verdad y al Amor que el Espíritu de Dios irá depositando en nuestros corazones. Amén.
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