No podemos comprender como se puede amar al enemigo. La causa de todo conflicto, violencia y guerra nace del odio y venganza al enemigo que nos asedia, nos molesta y nos destruye. Precisamente, Jesús muere voluntariamente crucificado en la cruz por aquellos que piensan de forma diferente y quieren imponer su ley y sus métodos. Entrega su Vida por amor, y de la misma forma nos lo pide a nosotros. Si queremos seguirle tendremos que estar dispuesto a morir por amor.
Y, por amor, nos comprometemos también a amar - valga la redundancia - a nuestros enemigos tal y como nos lo dice nuestro Señor: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
Ese es el camino que nos señala y nos marca nuestro Señor. Camino de amor universal. No un amor interesado, concreto y circunscrito a un ambiente determinado - familiar, amigos, piensan como nosotros - sino abierto a todos sin condiciones, sobre todo a aquellos que están enfrentados con nuestro estilo de vida y con nuestra fe.
Y, conscientes de esa gran dificultad, recurrimos a Ti, Señor, para que nos oriente, nos señale y, con tu Gracia, podamos doblegar nuestro egoísmo, nuestra soberbia y nuestros desamores y amar como Tú, Señor, nos has enseñado y nos indica. Amén.
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