Descubrir que lo verdaderamente importante está dentro de ti será el gran y mayor descubrimiento que podamos hacer, porque, de él dependerá nuestra verdadera conversión. Hoy empezamos la Cuaresma, tiempo de conversión. Y es tiempo muy importante que nos advierte la necesidad de mirarnos interiormente. Y, ¿por qué interiormente? Porque es ahí - dentro de nosotros - donde se encuentra escondido ese gran Tesoro que tendremos que desenterrar, descubrir y sacar a flote.
Esa pregunta nos interpela, ¿dónde está tu público? Porque, dependiendo de dónde lo busques, ahí pondrás tu corazón. Y si tu público es el éxito en este mundo, el aplauso de los hombres, la fama, el poder, el prestigio... Tus actos, tus oraciones y todas tus obras las exhibirá para conseguir ese aplauso que - Jesús te advierte - salda tu paga.
Y la Cuaresma, tiempo que iniciamos hoy - miércoles de ceniza - es todo lo contrario. Porque, si decides que tu público es Dios, la Cuaresma es tiempo para potenciar y reforzar más nuestra conversión. Una conversión que nace desde nuestra interioridad y desde las profundidades del corazón. Lo verdaderamente importante es lo que nos motive a actuar, porque si nos motiva el éxito, la fama, los aplausos, nuestros actos quedarán ya pagados y, al final, vacíos. La felicidad no está en el éxito de este mundo.
Pero, si por el contrario, lo que motiva nuestro actuar es la presencia de Dios, que ve en lo oculto nuestro sincero actuar, escondido a los demás, estamos en el buen camino. Porque, ese es el camino verdadero de conversión, un camino de silencio, de despojo, de ocultamiento a la exhibición, fama y éxito ante los demás. Un camino de limosna y de ayuno.
Y eso, Señor, es lo que queremos pedirte ahora que empieza la Cuaresma. No para este tiempo solamente, sino para todo el camino de nuestra vida. Y hoy, en esta fecha cuaresmal queremos potenciar y reforzar más nuestro camino potenciándolo en tu presencia y con tu auxilio y Gracia. Amén.
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