Revisteme de tu bondad, Señor, y haz que mis obras sean obras, valga la redundancia, llenas de verdadero amor y cargadas de buenas intenciones. Enciende en mi corazón la llama de tu Amor para que los frutos, consecuencia de mi ser y obrar sean frutos que vienen de esa llama prendida en mi corazón.
Te pido, Señor, que mi levadura no sea una levadura fermentada en la apariencia, sino que nazca de la verdad y el amor que nace de Ti, Señor, y termina en Ti. Gracias, Señor por tu presencia y tu misericordia. Lleno de tu esperanza y tu amor me atrevo a poner todos mis esfuerzos en aras de dar los mejores frutos confiado en tu Gracia. Amén.
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