A pesar de mis intentos y trate de evitarlo, hay muchos momentos en los que vivimos de apariencias. Nos escondemos tras ellas para aparentar se otros escondiéndo nuestras debilidades y pecados, y ocultar el lado negativo que nos descubre y nos muestra tal y como somos, personas humanas pecadoras. Por todo ello, Señor, conscientes de esas apariencias, te pedimos vernos, y ver también a los demás como los ves Tú mismo, para así poder apreciar la bondad de cada uno.
Danos, Señor, la sabiduría de conocernos y saber mirarnos y vernos tal cual somos, porque, solo desde ahí podemos mejorar e irnos perfecionándonos viviendo en la verdad. Y es que solo la Verdad nos hará libre, y esa Verdad está en Ti, Señor. Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Por tanto, Señor, insistimos y te pedimos, una vez más, que nos mantengas siempre cerca de Ti y alejado del mundanal ruido. Un ruido mundano lleno de mentiras y apariencias.
Danos, Señor, la fortaleza para vivir y estar siempre sostenidos en la Verdad con mayúcula que Tú, Señor, encarnas y representas. Yo, Señor, quiero dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios, mi Señor, lo que es de Dios. Amén.