Dame, Señor, la sabiduría de saber cuidar mi alma y orientarla por el camino del amor. Porque, fue creada para amar y sin amor se marchita y se pierde en el sufrimiento y el dolor. Dame, Señor, la fortaleza de saber alimentarla con la Vida de la Gracia, esa Vida Celestial que emana de tu Amor y la alimenta para que se sostenga siempre en Gracia y en tu Palabra.
Dame, también Señor, la capacidad de permanecer cada día atento y vigilante a las tentaciones del príncipe de este mundo, que me vigila y está atento a mis debilidades, mis descuidos y mis pecados. Dame, Señor, la inteligencia y la vivacidad para saber esquivar todas esas tentaciones y, con firmeza, dulzura y mansedumbre desviarlas y apartarlas de mi vida. Dame, Señor, la humildad necesaria para saber resistirme a la ambición desmedida, a la abundancia descontrolada y a toda seducción que ponga en peligra mi atenta espera a la llegada de tu Persona.
Y, por último, Señor, dame la paciencia y la perseverancia para sostener mi vida en tu Palabra y la fortaleza para que sea coherente con tu Amor. Amén.
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