La oración es el medio para ponernos en contacto con Dios. No sólo ponernos en contacto, sino intimar, diálogar y hacerle partícipe de mis inquietudes, dudas, problemas y demás. Pero, si esa oración no baja al terreno de mi vida, estoy, primero, engañándome y, segundo falseando mi oración con Dios. Pues, una oración que se para en la palabra y no llega a la vida es una oración falsa revestida con apariencias de verdad.
En el Evangelio de hoy, Jesús pone a su Madre por ejemplo, al decir: "Bienaventurados los que oyen la Palabra d Dios, y la guardan". Porque, María hace la oración perfecta, une la Palabra, la escucha y obedece, y llega a su corazón haciéndola vida de su Vida. La comparte con su Hijo hasta el extremo de permanecer fiel al pie de la Cruz.
Madre, llena eres de Gracia entre todas las mujeres. Bendito es el fruto de tu vientre. Danos tu bendita mano y llévanos hasta tu Hijo. Amén.
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