Nos equivocamos con frecuencia porque, queremos seguir al Señor y hacer la Voluntad del Padre, pero no sabemos por dónde empezar. Y eso nos acelera, nos desespera y desconcierta, y el diablo, que no está de espectador, interviene a la menor oportunidad que tenga.
No debemos desesperar ni atorméntanos. Nuestro Padre Dios sabe lo que se cuece dentro de nuestro corazón y nos alumbrará el camino y nos presentará las oportunidades donde podamos demostrarle nuestras buenas intenciones. Paciencia y perseverancia que todo llega.
Lo verdaderamente importante es no perder el contacto, oración, con el Señor y tener disponible y abierto nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo que nos asiste y nos fortalece. Llegará la hora y el instante donde veremos la necesidad de hacernos pequeños, de entregarnos a la voluntad del cónyuge o del hermano o amigo o prójimo, siempre que no contradiga la Voluntad del Padre, y ese será el momento dichoso de decirle al Señor que estamos dispuestos a seguirle.
Esperamos confiados y esperanzados, Señor, que, con tu Gracia, podamos vencer nuestras apetencias, apegos y egoísmos para entregarnos sin condiciones a ser los servidores de los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario