A veces la oración se hace dura, difícil y cansina, y nos cuesta buscar ese rato de oración. Es más, lo evitamos. Posiblemente no hayamos encontrado lo que buscamos y por eso huimos. Y es que si buscamos otras cosas y no a Ti, Señor, nunca encontraremos el sosiego y la alegría, porque ellas sólo se encuentran en Ti, Dios mío.
Danos Señor la sabiduría de buscarte y de poner toda mi atención en escucharte, no sólo hablarte. Escucharte dócilmente y abierto a obedecerte. Fortalece mi voluntad y lléname de ilusión para servirte en los hermanos. Una sonrisa, un estar atento a comprenderlos, a escucharlos pacientemente, a ser amable, a ser respetuoso... son actitudes de servicio que ayudan a serenarse y a orientar el rumbo.
Dame Señor la Gracia de ser fiel y obediente a tu Palabra y al compromiso adquirido en mi Bautismo. Líbrame del egoísmo de mirar para mí y mis apetencias, y desapegarme de mis cadenas y esclavitudes para, libre, entregarme al servicio de dar más que recibir, fuente del verdadero gozo y felicidad.
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