Quiero tener paciencia y no desesperar. Es lo primero que hoy te pido Señor: Paciencia, porque sé que te defraudo Señor, pues mi vida y mis actos no están a la altura que a mí me gustaría, ni a la que Tú esperas de mí. Soy un pobre pecador y suplico misericordia Señor.
Dame ese alimento que es tu Cuerpo y tu Sangre para que mi vida se fortalezca y corresponda con tus deseos. Sé que sin Ti y tu Gracia nada puedo hacer. No me envíes lejos a buscar alimento tal y como querían los apóstoles. Déjame junto a Ti y dame de tu Pan Eucarístico para que mi vida sea luz y palabra para los demás.
No permitas que estas pobres palabras se queden simplemente en eso, en palabras, sino que se hagan vida y testimonio que se cristalicen en sal y luz durante mi camino y alumbren a los demás. Haz que mi corazón rezuma abundancia de tu Gracia y sea el agua, el abono y el estiércol que la buena tierra necesita para dar buenos frutos.
Y tú Señor, cuando vengas tal y como has prometido, puedas recoger esa abundante cosecha de buenos frutos para tu Alabanza y Gloria.
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