Es la lucha de cada día, a cada instante. Porque la tentación no descansa ni tampoco las preocupaciones. Hoy mismo, me he olvidado, sin saber por qué, de la Eucaristía que había en mi parroquia a la 01:00 hora. No había ningún impedimento y se trataba del funeral de la hermana de unos amigos cercanos. ¿Por qué me he olvidado? La lucha es constante y necesitamos que el Señor nos recuerde que Él nos espera y nos ama.
Pero también nosotros tenemos que poner de nuestra parte todos los medios que podemos y esforzarnos en responder al Señor que le amamos, y eso se demuestra, no sólo con palabras sino con obras y testimonios. Por eso, conscientes de nuestras debilidades y pecados, Señor te pedimos que nos aumente nuestra fe y nos infundas fuerza y voluntad para la lucha de cada día.
Invádenos con tu Gracia y danos la sabiduría de no perder tus pasos y continuar tu ritmo a pesar de nuestras dudas y desorientación. Recuérdanos Señor que Tú caminas con nosotros y nos tiende tus Manos.
Señor si mi vida amenaza y corre peligro de dejarte, arráncame aquello que me estorba y origina la causa del alejamiento. Porque me vale más seguirte sin ello que perderte y quedármelo.
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