Las palabras no significan nada si no van acompañadas de obras. No vale ni significa nada el decir te quiero, si luego tu vida, con tus obras, dice otra cosa. Ambas cosas son necesarias, porque también gusta y es necesario decirlo con palabras, pero, más importante, certificarlo con hechos.
Y hoy, Tú, Señor, me dices que permanezca en tu Amor cumpliendo tus mandatos. Y tus mandatos se concretan en esos diez mandamientos que entregaste a Moisés para que tu pueblo viviera según ellos. Y yo Señor, elegido por Ti como parte de tu pueblo, quiero vivir en ellos y cumplirlo según tu Voluntad.
Y nos aclaras más todavía tu Voluntad. La sintetizas en pocas palabras: "Ámense unos a otros como Yo les amo". En ese pensamiento están contenidos todos tus mandatos, porque amar es guardarse de todo aquello que pueda perjudicar injustamente a los demás. Pero para amar, Señor, se hace necesario perdonar, pues sin perdón mi amor se descubre falso y mediocre. Necesito tu Gracia para renunciar a mis egoísmos y vaciado de toda vanidad darme en perdón a los demás.
Señor, Tú que nos has prometido darnos lo que pidamos al Padre en tu Nombre, dame un corazón dado y generoso para amar y compartir todo lo que tengo y he recibido, por Amor, de Ti. Amén.
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