No cabe ninguna duda que para empezar, primero hay que pensar, porque no se empieza un camino o un proyecto sin haberlo pensado. Todo comienzo exige reflexión previa y decisión después, pues de no ser así acabaríamos caminando sin rumbo y sin sentido. Estaríamos a merced del viento y tempestades como simples veletas en la dirección que nos empujen.
María nos enseña mucho sobre esto, porque Ella es icono de ser visitada, de serle anunciada la Voluntad de Dios y de aceptarla sin condiciones. Pero también de cuidarla según iba creciendo en su seno y corazón, y de comunicarla a su prima Isabel, también agraciada con la Gracia de Dios,compartiendo su gozo y alegría.
También nosotros somos llamados y elegidos por Dios para ser sus hijos. Nos lo ha anunciado Alguien más grande que el Ángel Gabriel, Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre, y muchos, quizás yo mismo, no terminamos de arrancar y de salir corriendo a compartirlo. Y no lo hacemos porque dentro de nosotros no respiramos ese gozo y alegría de sabernos agraciado y elegidos por la Gracia de Dios como sus hijos queridos.
Pidamos que, cómo María e Isabel, descubramos la alegría y el gozo de sentirnos hijos de Dios y de ser siervos e instrumentos de su Voluntad para anunciar al mundo, con nuestra vida y palabras, que Dios nos quiere y nos llama a la vida eterna en su presencia. Amén.
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