Señor, te persigo y busco para que me des tu perdón por tantas veces que te he ofendido y rechazado al hacerlo con tus otros hijos, los hombres, mis hermanos. Porque sé que en la medida que yo perdone, Tú me perdonarás también. Pero necesito perdonar y no me siento con fuerzas para hacerlo.
Me somete mi soberbia y mi orgullo. Me cuesta doblegarme delante de los hombres como yo, y Tú, Señor, Dios Creador de lo visible e invisible, te arrodillas y humillas ante mí haciéndote pequeño, dejándote ofender y rechazar por mis pecados y entregando tu vida hasta una muerte de Cruz a pesar de mi indiferencia y ofensas. ¿Cómo me atrevo yo ahora poner como excusa mi soberbia y mi orgullo?
Cada momento de mi vida me descubre la impotencia de mi ser. Resuena en mi corazón esas Palabras tuyas: "Sin Mí nada puedes hacer" que me revelan la necesidad imperiosa que tengo de tu Espíritu, de los dones que fortalezcan mi alma y la lleven a una conversión plena, tal y como Tú, Señor, ha vivido por cada uno de nosotros.
Me postro ante tu Divinidad, Señor y Dios mío, y humildemente en silencio espero que tu Gracia, cuando Tú lo decidas mi Señor, me de la fuerza y la voluntad de vivir según tu Voluntad. Amén.
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