Sé lo que tengo que hacer, pero experimento que se me hace imposible hacerlo y menos vivirlo. En el intento y esfuerzo se descubren mis limitaciones, mis apegos, mis defectos, mis constantes errores que emerge la impotencia de sentirme incapaz de anunciar y vivir tu Palabra, Señor.
Tomo conciencia de mi pobreza y de la necesidad de tu Espíritu enviado, Señor, pues en Él, con Él y por Él seré fortalecido para vivir y cumplir esta hermosa misión de predicar con mi vida tu Palabra. Por eso te ruego, Dios mío, me llenes de tu Espíritu para que fortalecido por sus Dones, pueda experimentar las fuerzas de vencerme y darme a los demás en servicio y caridad.
Aumenta mi fe y mi esperanza para no desfallecer y lléname de paciencia para saber aceptar mis caídas y fracasos y no desesperar sabiendo de tu perdón y tu Misericordia. No permitas que mis palabras sean eso, simples y rutinarias palabras que gritan pero no hacen, que proclaman pero no dan testimonio, y, sobre todo, que se acostumbran a vivir así.
Dame las sacudidas necesarias para despertar y convertir mi pobre corazón en un corazón como el Tuyo Señor. Amén.
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