Lo recibido de tu Mano generosa, Señor, no sólo es para mi bien, sino que es también para el bien de los demás. Tú, porque te ha parecido bien, me has nombrado administrados de esos talentos que me has dado, para que los administre en bien de todos y para el bien común. Eso me exige amar, porque sólo amando seré capaz de compartir con los demás.
O también, sólo compartiendo estaré posibilitando la posibilidad de amar. Por eso, Señor, me has dado talentos que me mandas a compartir, o lo que es lo mismo, a amar. Porque sólo teniendo y amando puedo dar y compartir lo que he recibido de tu mano generosa.
No permitas, Señor, eso te pido y te ruego, que deje algún talento, que Tú hayas tenido a bien regalarme, enterrado en la más profundo de mi corazón para provecho propio y de forma egoísta. Dame la sabiduría de abrirme en generosidad hacia todos los demás descubriendo que todo lo recibido viene de Ti y sólo yo soy un simple administrador para que pase en beneficio y bien para los demás.
Perdona mis egoísmos, mis malas intenciones, mis vanidades, mi soberbia y todo lo perverso y egoísta que se fragua en lo profundo de mi corazón. ¡Purifícalo Señor! Y dame la perseverancia de no desfallecer. En tus Manos Señor pongo todo lo que me has dado, y lo poco que yo, también recibido de Ti, puedo darte. ¡Multiplícalo y acreciéntalo Señor por tu Misericordia y Gracia! Amén.
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