Tú, Señor, me indicas el Camino, porque, Tú, lo eres. Y me das también una barca con la que navegar, mi vida, por los lugares inhóspitos de este mundo lleno de riesgos y peligros. Pero, además, permaneces atento. No te alejas, ni te olvidas, ni desapareces. Todo lo contrario, apareces cuando el viento de mi vida se enfurece y la tempestad toma fuerza y amenaza con hundir el mundo de mi barca. Gracias, Señor, por tu presencia y tu Amor Salvífico.
¡Dios mío, aumenta mi fe y mi amor! Dame las fuerzas para servir y confiar en Ti, y también en los hombres. Porque los necesito para, amándolos, demostrarte mi amor a Ti. Y porque también son tus hijos, por los que has entregado la Vida de tu Hijo. Y, si tus hijos, también mis hermanos, y, por lo tanto, hijos de un mismo Padre Dios que nos ama y quiere que todos nos amemos como Él nos ha enseñado y nos enseña cada día con su Palabra.
Sostén mi fe, Señor, e infunde en mí y en todos tus hijos, la perseverancia de permanecer fieles a tu Palabra y a la constante oración de cada día. Danos la humildad de sentirnos siempre pequeños, pobres y necesitados de tu Amor y Misericordia. Y de confiar, a pesar de no entender muchas cosas, en tu Palabra y tus mandatos. Porque somos limitados, y sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.
Gracias, Señor, por ser el guía que orienta la barca de mi vida, y, alumbrado y protegido por tu orientación, llegar a puerto seguro, donde reina la justicia, la verdad y la paz, y el amor fraternal entre todos los hombres. Gracias Señor, porque Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y en Ti descansan todas nuestras ansías y deseos de felicidad que serán colmadas en tu presencia. Amén.
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