Posiblemente entendemos y creemos en la Palabra, pero nos cuesta doblegar nuestro cuerpo y pasiones. En ese sentido descubrimos que somos esclavos, muy esclavos de nosotros mismos. Pensamos que somos dueños de hacer lo que nos venga en ganas, pero la más mínima reflexión nos descubre nuestra esclavitud. Realmente estamos sometidos a nuestros cuerpos y pasiones.
Nuestra esclavitud se pone de manifiesto en nuestra debilidad para vencernos. Puede más que nosotros esa dependencia del café, del tabaco, del alcohol, del sexo, del dinero...etc. De muchas cosas. Y todo eso nos dificultad y nubla nuestros ojos impidiéndonos ver la Verdad, la Vida y el Camino. Impidiéndonos ver al Señor.
Por eso nos cuesta mucho oír la voz del Juan Bautista, y también la Palabra que nos propone el Señor. Somos débiles y necesitamos su Gracia y su Fuerza. Y eso debe, en lugar de desalentarnos, ayudarnos a acercarnos a Él. Seguirle y dejarnos empapar por su Gracia y de su Amor.
Por eso, Señor, conscientes de esos obstáculos, te pedimos la Gracia necesaria para superarlos y liberarnos de ellos. Sabemos que solos no, pero contigo sí. Y sabemos que Tú has venido para eso, para indicarnos el camino y acompañarnos a recorrerlo con tu Fortaleza y tu Misericordia. Nos lo has explicado por pasiva y por activa, y nos lo has demostrado entregando tu Vida por cada uno de nosotros.
Danos, Señor, la sabiduría, la fortaleza y la paz de saber encontrarte, descubrirte y seguirte. A pesar de los obstáculo y dificultades, que nos probaran nuestra fe en Ti. Danos la perseverancia y constancia de no desfallecer y de permanecer firmes a tu Palabra. Contigo, Señor, sabemos que lo podemos lograr. Amén.
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