Una Madre es algo muy importante, porque ella nos da la vida por la Gracia de Dios y nos protege y cuida durante toda nuestra vida. Sobre todo en los primeros años cuando todo nuestro ser está en sus manos. Por eso, repetimos una y mil veces que madre no hay más que una, pero sabemos que tenemos una Madre en el Cielo que intercede por nosotros y con su ejemplo de fidelidad y obediencia nos señala el camino hacia la Casa del Padre.
Y lo hace mostrándonos a su Hijo, el Mesías enviado y encarnado en su vientre por su Fíat decidido y obediente al plan de Dios para con ella. Por eso, también nosotros queremos responder con fe y obediencia y, humildemente de mano de nuestra Madre, seguir los pasos de su Hijo, el Señor, para que escuchando su Palabra y llevándola a nuestra vida, como ella, lleguemos a también a la Casa del Padre.
Pidamos, junto a María, que como Madre interceda por nosotros y cogidos de su Mano tratemos de, como ella, escuchar la Palabra de Dios y hacerla vida en nuestras vidas. Unidos en torno a ella recemos el santo Rosario y pidamos que, como Madre nuestra, interceda, como en Caná, por las familias y la defensa de la vida, sobre todo por los más inocentes. Amén.
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