Experimentamos cada día que el peso de nuestras pasiones nos inclinan al pecado. Es demasiada carga para nuestras espaldas y nuestro corazón se resiente. Lleno de basura no encuentra sitio para dejarte entrar a Ti,
Señor, gozo y paz que aligera y suaviza mi carga. Te necesitamos, Señor, para que tu Amor dé sentido a nuestra vida y soporte esa carga de cada día.
Sin Ti, mi Señor, no podremos avanzar. Danos fortaleza, paciencia y perseverancia para no desfallecer ni desesperar, y creer y confiar en tu Palabra. La lucha es dura y constante.
Sin tu Gracia, Señor, estamos perdidos y a merced del Maligno. Pero, a tu lado y asidos a tu Mano, una ligera brisa nos refresca, nos rentabiliza y nos anima a seguir el camino.
Danos, Señor, esa luz y fortaleza que nos ilumina el camino y que nos mantiene firmes y fieles a tu Palabra. Contigo el camino, a pesar de que la dureza sigue presente, se hace más suave, ligero y esperanzador. Amén.
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