Todos venimos del amor. Creados por amor caminamos hacia el Amor. Ese será irremediablemente nuestro destino. De modo que, si no amamos diíicilmente seremos reconocidos. Porque, al no amar dejamos de ser amor, y si no somos amor perdemos nuestra identidad y no seremos conocidos. Por tanto, todo queda muy claro. El amor es nuestro vínculo más fuerte y, estando él en medio será imposible separarnos.
Pero, amar al estilo que Jesús nos propone de parte de su Padre Dios no es cosa fácil. Es posible, no siempre ni en todos los casos, que nos cueste menos cuando hay por medio vínculos de sangre. Pero, amar solo por amor, tal y como Dios nos ama, se hace imposible según nuestra naturaleza humana. Porque, Dios nos ama gratuitamente e incondicionalmente sin ningún merecimiento por nuestra parte. Y así, esa es la medida, tendremos que también amar nosotros.
Por tanto, reconociendo esas dificultades insalvables para nosotros, te rogamos, Señor, que nos des la Gracia de poder transformar nuestro endurecido, soberbio, vanidoso y egoísta corazón en un corazón tierno, manso y humilde como el Tuyo. Un corazón capaz de amar como Tú nos amas a todos sin distinción de raza, color, condición o pensamiento. Incluso, un corazón de amar hasta al enemigo. Amén.
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