Nos será imposible caminar sin rumbo y sin pastor que nos guíe y señale ese rumbo - sentido de la vida - que nos salve de perdernos y precipitarnos al precipicio. No cabe duda que nuestros primeros pastores son nuestros progenitores - nuestros padres - y la familia el lugar donde recibimos la enseñanza y las buenas costumbres y valores que fundamentan una buena convivencia y paz.
Y, sobre todo, la familia cristiana, donde se recibe las enseñanzas y la Buena Noticia de Salvación que nos da la felicidad y Vida Eterna. De ahí la importancia de responder a nuestro compromiso de bautismo y transmitir esa Gracia que hemos recibido por el Espíritu Santo.
Pero, lo primero es descubrir que nuestro mayor descanso y apoyo está en Jesús. Nuestro encuentro y relación con Él tiene y debe ser el fundamento y la base de nuestro verdadero y único apoyo. Él es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida. Él es la Roca donde tenemos y debemos construir nuestra fortaleza, nuestra verdad y nuestras obras. Él es el único y verdadero Pastor que nos anima y nos fortalece para, injertados en Él, transmitir y guiar al rebaño natural - nuestra familia - al encuentro verdadero y real con Él.
Pidamos esa Gracia y sabiduría para ser fieles y verdadero anunciadores del Evangelio y responder a nuestro compromiso de bautismo, transmitiendo la Buena Noticia que nos reúne en torno a Xto. Jesús.
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