Sí, Dios mío, primero necesito amar para luego cumplir por amor. Porque cumplir sin amor es amar la ley, pero no amar al hombre. Y Tú, Señor, has venido porque amas al hombre y al hombre vienes a salvar y liberar de las cadenas del pecado.
Por eso, nos advierte que no se trata de cumplir preceptos y más preceptos, sino de amar a Dios y, en consecuencia, amar al prójimo, porque solo en el amor al prójimo demuestras, dices y expresar tu amor a Dios. Estamos cogido por la sabiduría y amor de nuestro Padre Dios. No podemos separar su amor del amor al prójimo. Si lo queremos a Él, también tenemos que querer al prójimo. Sin el uno no hay el otro.
En esa actitud, te suplicamos Señor que nos enseñes a amar. A amar en el servicio y la entrega a los demás, sobre todo en los que lo necesitan y abren sus corazones a ser servidos. Por eso, son los pobres, los marginados y excluidos, los que lloran, los que sufren y tienen hambre y sed de justicia, los que necesitan tu Palabra y abren sus corazones a la acción del Espíritu Santo.
Danos Señor la Gracia de convertir nuestro corazón de piedra, en un corazón de carne, de carne, que a pesar de sus debilidades y fracasos, es capaz de dejarse transformar por la fuerza de tu Amor. Amén.
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